Otro. Un libro que me gusta por lo que cuenta, por quien lo escribe y por quien lo dibuja, que en este caso coinciden en una misma persona.
Anthony Browne es un clásico que maneja de una manera magistral los guiños a la persona que lee. Guiños entre texto e ilustración, guiños desde ésta a otros cuentos, especialmente los tradicionales… Por eso sus libros hay que saborearlos. Leerlos y releerlos, pero sobre todo mirarlos y requetemirarlos, porque sus rincones, sus paredes, sus sombras, son señas de algo que también nos quiere contar.

El final tiene dos golpes: final y refinal. Sorprendente. Así es Anthony Browne. La portada, de entrada ya es impactante.
A mí es un cuento que me encanta. Una historia sencilla y que nadie se espera por dónde se mete. A veces, tras ella charlo con el público… ¿quién sabe hacer una tortilla?, ¿quién se hace la cama? Y a veces llama la atención los pocos brazos que se levantan. No sólo por el recargo que supone en el trabajo doméstico, sino por la poca autonomía que, en algunas familias, se tiene a los 10, 12, 15 años.
Gracias por leer................
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